Veneno de abejas

El aguijón y el veneno conforman los sistemas de defensa de las abejas. Así, cuando una abeja nos pica nos introduce el veneno en la piel.

En nuestro caso, cuando una abeja nos clava el aguijón, no puede sacarlo, y cuando trata de hacerlo con todas sus fuerzas, se le rasga el abdomen por completo y escapa dejando clavado su aguijón. La abeja picadora muere, pero el aguijón permanece clavado en la piel y continúa segregando el veneno.

En la apiterapia, el veneno es empleado mediante la punzada creada por la propia abeja o como apitoxina procesada.

¿Para qué se emplea la apiterapia?

La apitoxina es antiinflamatoria, analgésica, vasomotora y inmunoactivadora. Además, tiene efecto hipertensor y antineoplásico. Aumenta la acción fibrinolítica de la sangre (capacidad de disolución de pequeños obstáculos en los vasos sanguíneos).

El uso y dosificación del veneno de abeja tendrá que decidirlo un médico.

El veneno de abeja está totalmente prohibido para personas alérgicas. No es recomendable para personas con cardiopatía descompensada, diabéticos crónicos, hemofílicos, personas con insuficiencia renal y mujeres embarazadas.

Se recomienda el uso de apitoxina:

  • En casos de depresión del sistema inmunológico
  • En trombosis arteriales o venosas, coronarias, cerebrales o de las varices
  • En hipertensión, asma bronquial, displasias y neoplasias
  • En inflamaciones de todo tipo de tejidos
  • En casos de artritis, artrosis y reuma. Este es el uso más conocido
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